lunes, 14 de marzo de 2011

Los cantares de los quintos alrededor de la lumbre

Durante todo el fin de semana los quintos del 2011 han celebrado una fiesta que, si bien ya no coincide -por suerte- con la llamada a filas de la milicia, pervive año tras año como rito iniciático de los coruchos al alcanzar la mayoría de edad.
A la medianoche del sábado mozos y mozas bailaron animados por la charanga alrededor de la hoguera entonando los habituales cantares, reflejos de la actualidad local en forma de estrofas jocosas de pareados que se inician con la letanía Si quieren saber señores lo que pasa en Cenicientos y que en esta ocasión hicieron diana sobre la directora del colegio, el grupo folklórico Huele A Romero, el Pichita y el Marqués, Miguel Ángel Moncholi, la Benemérita y principalmente, como era de esperar, sobre la dimisión del alcalde y la ruina económica que ha dejado tras de sí en el Ayuntamiento.



jueves, 10 de marzo de 2011

Martes de Carnaval

Al contrario que dos días antes, el desfile del martes de carnaval no acabó en la plaza sino en los salones Pianja, en la Calle Molino, donde los incondicionales bailaron al son de la Charanga Los Coruchitos hasta la noche. Aunque más fría que el domingo, la tarde no fue desapacible por lo que los concurrentes no dejaron de advertir la conveniencia de haber celebrado el último día de carnaval donde manda la costumbre: La Plaza de la Constitución.
Al ser un día de trabajo y víspera también de jornada laborable, la celebración no contó apenas con foráneos, siendo sólo los coruchos los que alimentaron una fiesta que -sin necesidad de congregar multitudes- satisface las ganas de diversión de un buen número de gentes de Cenicientos en estos días tan entrañables.

martes, 8 de marzo de 2011

Domingo de Carnaval

Con un pasacalles que desembocaba en el tradicional baile de la plaza, de nuevo a cargo de la Charanga Los Coruchitos, Cenicientos inauguró el Carnaval de 2011. A pesar de la bonanza climatológica de la tarde, la crisis también se hizo notar en la afluencia de público y en la cantidad de disfraces participantes, menos numerosos que otros años. La total ausencia de carrozas parece indicar que han hecho mella el nulo apoyo económico del Ayuntamiento y la vacuidad generalizada de los bolsillos carnavaleros. De todas formas -y como no podía ser de otra manera- un nutrido grupo de incondicionales se encargaron de demostrar que es el aspecto meramente lúdico y festivo de los coruchos y no el pecuniario lo que mantiene viva esta tradicional y colorida fiesta, una de las más divertidas del año.